Desde
los inicios de la historia siempre ha existido el dilema acerca de lo que
piensa y razona el hombre. El lavado de cerebro no es literalmente lo que
anuncia su nombre, sino el modificar los pensamientos de alguien e incorporarle
los nuestros de manera benéfica con el interés de ejercer siempre nuestra
voluntad.
El
cerebro es considerado como el órgano más complejo e importante del individuo,
pues regula por completo el funcionamiento humano. En los inicios de la
neurociencia existía el concepto de que el cerebro era como un diamante, pues
podía ser penetrado por nada, ya que su estructura era difícil de manipular. No
obstante, esta teoría ha resultado ser una falacia, pues se ha descubierto que
el cerebro es moldeable y por varios factores puede ser controlable.
El
término “lavado de cerebro” (“lavado de corazón” en China) es relativamente
nuevo para la neurociencia, pues no se había estudiado hasta que, en 1953, tras
la guerra fría entre Corea y Estados Unidos, un soldado patriota norteamericano
expuso su molestia contra su propio país y cambió radicalmente sus principios
para adoptar los del país contrario.
Dicho
suceso alarmó a Estados Unidos, por lo que comenzó a investigar el caso hasta
involucrar incluso a la CIA para llegar al punto clave de la situación. Fue así
como descubrieron que, paralelamente, había otros casos como la fabricación de
bombas atómicas, las misiones cristianas, las sectas, entre otros sucesos que
mantenían un factor en común, y éste era el cambio radical de ideología de una persona.
Con
el paso del tiempo la CIA anunció que el factor en común era el lavado de
cerebro, y éste presentaba dos etapas: la primera era la eliminación de las
propias creencias, y la segunda, la adaptación de una nueva ideología.
No
obstante, la ciencia formuló paralelamente sus hipótesis en base a experimentos
y anunció que, aunque el lavado de cerebro sí presenta dichas etapas, es
sumamente difícil que resulte exitosa la adopción de nuevas creencias.
Asimismo, denominó como “manipulador” a la persona que realiza la acción, y a
la víctima la llamó “manipulado”.
Pero,
¿cuál es el proceso de la manipulación?
¿Cómo saber si uno está siendo manipulado?
Existen
varias técnicas y procesos en una manipulación. Una de las más comunes es
aquella en la cual el manipulador aísla a la víctima de su entorno para, de
esta manera, ser capaz de eliminar sus accesos de apoyo y refuerzo emocional.
Una vez que la víctima es aislada, ésta se encontrará en un proceso de
confusión e inestabilidad, pues sólo recibirá información por parte del
manipulador, y no habrá apoyo alguno que refuerce sus creencias. Por último, el
manipulador incorpora por completo sus creencias en el manipulado, y es éste el
momento en que se da el lavado de cerebro.
Un
factor importante en el lavado del cerebro es que el manipulado no tenga
fuertes convicciones y creencias, pues de lo contrario jamás podrá ser
maleable.
Proceso:
Aislamiento, control, incertidumbre y manipulación emocional.
La
manipulación no sólo involucra el poder específicamente, pues puede darse
también por dominación o necesidad de apoyo. Existen distintas formas de
trasmitir una manipulación; puede ser por medio del discurso, del sentido
semiótico como las fotos, imágenes visuales y pinturas, o por medios de
comunicación como la propaganda, televisión, radio, películas, etc.
Teniendo
en cuenta esta explicación y la evolución de la manipulación mental, hoy en día
se ha originado un nuevo cuestionamiento: ¿Es la educación una manipulación
directa a nuestra sociedad?
Según
la opinión de la psicóloga Kathleen Taylor de la Universidad de Oxford, la
educación manipulada depende de los objetivos del educador. Si éste trasmite
las ideologías de manera general no es manipulación; sin embargo, si involucra
sus propias creencias para enseñar, sí hay manipulación. Por otro lado, el
psicólogo Juan Martínez afirma que hoy en día no se educa, sino se informa, ya
que todo nuestro alrededor, como la propaganda y los medios de comunicación,
nos persuaden en nuestras decisiones.
Van
Dij afirma que “si no hay asociación negativa, la manipulación podría ser sólo
una forma de persuasión {…} Esta consecuencia negativa ocurre normalmente
cuando los receptores no son capaces de comprender las reales intenciones del
comunicador”(1993).
En
conclusión, una manipulación es el proceso de extracción e integración de ideas
o creencias en base a determinados intereses.